Es indudable el valor de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) en la educación. La inmensa cantidad de información disponible en medios digitales, el alcance y penetración de la televisión educativa, el uso de la computadora para realizar simulaciones y ejercicios interactivos y sobre todo la vastedad e inmediatez de Internet son algunos claros ejemplos de las bondades de la tecnología que hacen posible mejorar el proceso enseñanza-aprendizaje.
En el caso del tradicional sistema escolarizado, vale la pena reflexionar que la incorporación de tecnología, por si sola no es garantía de un aprendizaje significativo y que su uso no sustituye la importante labor del docente, sino que la complementan. De este modo, debemos considerar a las TIC como medios alternativos que enriquecen y apoyan el quehacer docente, pero que de ninguna manera son el único y/o mejor medio de lograr que nuestros estudiantes aprendan.
Por esto es importante tomar en cuenta las ventajas y desventajas de utilizar determinadas tecnologías basándonos en un análisis contingencia del contexto educativo y la naturaleza del medio, tratando de sacar el máximo provecho de ellas y minimizando sus puntos débiles.
Problemática.
Un ejemplo de la problemática resultante del uso de las TIC, es fácilmente observable con las investigaciones hechas por Internet.
Como profesor universitario estimulo a mis alumnos a usar Internet para realizar las investigaciones documentales requeridas en mi curso. Sin embargo, después de varios semestres de observación, me llamó la atención un fenómeno repetitivo que se puede resumir en 4 puntos básicos:
El estudiante considera a Internet como el único medio de búsqueda de información.
El estudiante considera que los resultados de su búsqueda en Internet son verdaderos per se.
En la mayoría de los casos, el estudiante se limita a copiar textos y a pegarlos en su trabajo sin ninguna lectura analítica y reflexiva sobre su pertinencia.
En términos generales, no saben buscar en Internet.
Naturalmente, los resultados de tan pobre acercamiento a la investigación documental son pobres y limitados. Si a esto sumamos una deficiente formación en metodología, nos encontramos con que los estudiantes entregan documentos que rayan entre lo absurdo y el plagio.
Propuesta académica
¿Qué se puede hacer para atacar este fenómeno? ¿Qué responsabilidades tiene el docente para abordar este problema?
En primer término, el maestro debe enfocar sus requerimientos generales de búsqueda a partir de propuestas que obliguen y motiven al estudiante a explorar de forma más creativa su investigación. En vez de buscar referencias textuales y cerradas, propiciar propuestas abiertas, libres y creativas.
Hace algunos años, le escuche al maestro Edgardo Reyes Salcedo la siguiente anécdota: con motivo del aniversario del descubrimiento de América, le encargaron a 2 niños de grupos diferentes una tarea relativa al hecho histórico. A un niño le fue solicitada una biografía de Cristóbal Colon por lo que acudió a una papelería, compró una estampa del navegante genovés, copió la pequeña biografía del reverso y pegó la ilustración.
En cambio, la tarea del segundo niño fue investigar ¿Qué hubiera pasado si Cristóbal Colon no hubiera descubierto América? Como es de imaginarse, para poder llegar a una respuesta se hizo necesaria una investigación abierta en la que el niño tuvo que analizar factores históricos, sociales y económicos, teniendo al final la libertad de proponer una respuesta de acuerdo a su interpretación particular del hecho en cuestión.
Los dos niños obtuvieron buena calificación por su trabajo, pero el aprendizaje del segundo niño fue mucho más sólido que el del niño que solo se limitó a copiar.
Partiendo de este primer enfoque de la función del docente, que estimula la creatividad y desarrolla las habilidades de análisis y síntesis, es posible plantear propuestas concretas para atacar la problemática de los cuatro puntos expuestos en párrafos anteriores.
El estudiante considera a Internet como el único medio de búsqueda de información. Si bien, es cierto que en Internet es posible encontrar revistas, libros, periódicos y ponencias, también es cierto que hay muchas fuentes alternativas para obtener información.
Solicitar a nuestros estudiantes que consideren en todas sus investigaciones un mínimo de tres alternativas diferentes, con la libertad de seleccionar aquellas que mejores resultados puedan aportar a la investigación es una buena manera de orientar a los alumnos a considerar un espectro más amplio en la búsqueda de fuentes de información.
Algunas fuentes alternativas de información son: bancos de tesis en instituciones de educación superior; entrevistas personales con expertos y personalidades que por su experiencia y conocimientos aporten datos significativos; revistas y periódicos no digitalizados; memorias de congresos y foros académicos; programas de radio y televisión, etc.
El estudiante considera que los resultados de su búsqueda en Internet son verdaderos per se. Sin duda este es uno de los problemas relacionados con la investigación que se presenta con mayor frecuencia. La gran mayoría de los estudiantes creen que por el hecho de estar en Internet, toda la información encontrada es válida.
Tal y como sucede con otros medios, existen muy buenas referencias en Internet con sólido respaldo académico y metodológico, pero también existen paginas que son simple charlatanería. Por esto, es necesario estimular al estudiante a buscar todas las aristas de un punto de investigación y confrontar posturas, de modo que se pueda llegar a una posición propia a partir del análisis de los documentos encontrados.
Un buen ejercicio para demostrar este punto, es solicitar a los estudiantes que preparen un debate a partir de informaciones opuestas o contradictorias encontradas en Internet.
En la mayoría de los casos, el estudiante se limita a copiar textos y a pegarlos en su trabajo sin ninguna lectura analítica y reflexiva sobre su pertinencia. Este es un problema derivado de la deficiente formación metodológica, explicable en estudiantes de nivel inicial y medio pero de ninguna manera justificable en los niveles medio superior y superior.
Existen dos maneras de abordar este problema. La primera consiste en la naturaleza misma de la tarea o investigación. Si el trabajo se plantea en forma cerrada, mayor será la tendencia a copiar y pegar, ya que el estudiante encontrará textualmente la respuesta al encargo del maestro. Por el contrario, si la tarea se plantea abiertamente, como ensayo, caso o análisis, la cita textual de párrafos pierde relevancia pues lo que se evalúa es la aportación personal del estudiante.
Una segunda manera de enfrentar la tendencia a copiar y pegar, es requerir un formato estandarizado para los reportes de investigación, basándose en las técnicas metodológicas o en estándares internacionales, como el de la American Psychological Association (APA). Esto permite que el estudiante se acostumbre a trabajar con el rigor científico de altura que es práctica común en los círculos de investigación.
En términos generales, no saben buscar en Internet. Aunque en términos generales, las nuevas generaciones son más diestras en el manejo de las técnicas computacionales, también es cierto que gran parte de las técnicas que se utilizan están basadas en la costumbre. De este modo, se observa que nuestros estudiantes siguen un mismo procedimiento de búsqueda, sin discriminar tema o profundidad, recurriendo al buscador de moda o al que siempre ha usado.
A este respecto, recomiendo ampliamente dedicar una o dos sesiones de clase a capacitar a nuestros estudiantes sobre las mejores prácticas de investigación en Internet, ofreciendo un panorama general de las diferentes alternativas que ofrece el medio al investigador.
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