martes, 21 de septiembre de 2010

Fitomejoramiento

Desde hace miles de años los agricultores han estado alterando la estructura genética de los cultivos que siembran. La selección efectuada por el hombre para obtener características tales como el crecimiento más rápido, semillas más grandes o frutos más dulces ha modificado notablemente a las especies vegetales, en comparación con sus parientes silvestres. Es extraordinario que muchos de nuestros cultivos modernos hayan sido desarrollados por personas que no conocían las bases científicas del fitomejoramiento.
La revelación del descubrimiento de Mendel fue seguida de avances importantes en el fitomejoramiento. Los mejoradores aplicaron sus nuevos conocimientos de genética a las técnicas tradicionales de autopolinización y polinización cruzada de las plantas.
Los mejoradores de maíz en particular ensayaron numerosas estrategias para aprovechar los conocimientos acerca de la herencia. Tradicionalmente se había permitido la libre polinización cruzada de las plantas de maíz; ahora se efectuó en ellas la autopolinización artificial durante generaciones y se las cruzó con otras líneas autopolinizadas en un intento de lograr una combinación favorable de alelos. El maíz que hoy comemos es el resultado de décadas de esta estrategia de autopolinización seguida de polinización cruzada para producir vigorosas plantas híbridas.

El arte de reconocer las características valiosas e incorporarlas en las generaciones futuras es muy importante en el fitomejoramiento. Los mejoradores tradicionalmente han examinado sus campos y viajado a países extranjeros en busca de plantas individuales que presenten características deseables. Esas características en ocasiones surgen espontáneamente a través de un proceso llamado mutación, pero el ritmo natural de la mutación es demasiado lento y poco confiable para producir todas las plantas que les gustaría ver a los mejoradores.





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