El Instituto Nacional de Estadísticas Geografía e Informática (INEGI) informó que la
población rural de Chiapas ha disminuido del 76.9% al 54.3%. Y es que la situación en
el campo chiapaneco no es para menos. El maíz natural ha disminuido y a su vez ha
aumentado la importación de maíz patentado proveniente de los Estados Unidos. Las
empresas no compran a los indígenas y campesinos a menos que siembren las marcas de
las grandes trasnacionales. El gobierno federal y el estatal les insisten que ya no
siembren maíz. También los monocultivos han aumentado y con ello el desplazamiento
de la población rural. La crisis del campo se va agudizando aceleradamente y con ello la
migración. Los militares y paramilitares siguen a la par que los desplazados.
Paralelamente el desplazamiento de comunidades indígenas de Montes Azules continúa
su cauce. En medio de toda esta guerra contra el campo se distingue la guerra de los
agroquímicos de Monsanto y Syngenta, los monstruos corporativos de los
agroquímicos y las semillas, que se han beneficiado de los programas del gobierno
estatal y sus secretarías gubernamentales como la de "Desarrollo Rural" para distribuir
sus tóxicos en el campo, además del beneficio que obtienen de la reciente aprobada ley
de Bioseguridad -o Ley Monsanto-.
Transgénicos, monocultivos y agroquímicos son otros tres flagelos que atacan a la
población indígena y campesina. Pero no siendo esto suficiente el banco BBVBancomer
se suma a estrangular a los indígenas eliminando las cuentas bancarias de
Enlace Civil A.C., organismo que recibe el apoyo financiero nacional e internacional
para apoyar la producción orgánica, la salud, la educación y un mejor futuro para las
comunidades indígenas.
En la Zona Norte.
Hace un año, en el mes de julio de 2004 en el municipio de Sabanilla, en la Zona Norte
del Chiapas, Mateo Vázquez Juárez decidió quitarse la vida. Tomó el agroquímico
Gramoxone a los 90 años de edad. En esos mismos días Pascual Martínez de 80 años
de edad del Rancho Vergel tomó el agroquímico Foley que le provocó la muerte. Otros
decidieron usar otra vía para quitarse la vida y prefirieron ahorcarse, que fueron los
casos de Domingo de 40 años de edad y Braulio que tenía 42 años. La gente dice que se
quitaron la vida "porque están tristes", que "la pobreza es dura y ya no se ve la salida".
Hoy, otra joven de 15 años de la misma región lucha por salvar su vida y su cuerpo
enfermo de leucemia. Gracias a la solidaridad internacional y nacional -no al gobierno
de Fox ni de Salazar Mendiguchía, sino más bien a pesar de ellos- va y viene a los
hospitales de Tuxtla Gutiérrez en medio de tratos con despotismo, racismo, indiferencia
e intolerancia por el personal médico, ya que no sabe bien el español y menos su madre
que la acompaña semana a semana. Sin embargo, el gobierno afirma que, de entrar al
esquema pre-privatizado del "Seguro Popular de Salud", la cara del personal de salud
cambiaría inmediatamente por una cara amable y los medicamentos necesarios caerían
como la lluvia de estos meses. Pero la realidad es otra. La joven lucha por salvar su vida
en medio de todas las presiones para que los indígenas dejen de existir en el campo.
Las fumigaciones de MOSCAMED
En el mes de mayo del 2005 alrededor de 40 comunidades de los municipios fronterizos
de Las Margaritas, La Independencia, La Trinitaria y Ocosingo realizaron una asamblea
para hacer un diagnóstico sobre los efectos que conllevan las fumigaciones del
programa binacional México-Estados Unidos en la frontera denominada Moscamed
(Mosca del Mediterráneo y del Gusano Barrenador del Ganado). En una carta fechada el
26 de mayo y dirigida al presidente Vicente Fox, al gobernador del Estado de Chiapas
Pablo Salazar Mendiguchía, al presidente de Guatemala y al gobernador del
Departamento de Huehuetenango, las comunidades comparten su diagnóstico. Cabe
señalar que en este departamento fronterizo de Guatemala recientemente se han
registrado movilizaciones sociales en contra de los proyectos de minería y el Tratado de
Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica. La respuesta gubernamental se
ha acompañado de amenazas a líderes sociales, represión e incluso el asesinato de un
campesino. También en este departamento de Huehuetenango sufren las consecuencias
de las fumigaciones de Moscamed.
En la denuncia las 40 comunidades manifiestan que: "Desde hace nueve años venimos
sufriendo las consecuencias de las fumigaciones y sobrevuelos que realiza Moscamed
en nuestras tierras para supuestamente combatir la mosca del mediterráneo y el gusano
barrenador. Primero, los sobrevuelos de aviones y helicópteros salían de la comunidad
Egipto, municipio de las Margaritas; pero como muchos de estos empleados del
gobierno fueron enfrentados por las comunidades, ahora se han trasladado al
Departamento de Huehuetenango, Guatemala, y en la madrugada siguen fumigando y
tirando animales en bolsas. Las comunidades no hemos obtenido ningún beneficio, sino
que más bien múltiples afectaciones a la población." Entre las denuncias están:
1. La fumigación ha contaminado muchas plantas, platanares, cafetales (ya
inservibles), toda clase de hortalizas y potreros. La fumigación que ahora
realizan entre 3 y 4 de la madrugada con malatión y aventando animales raros,
ha generado el envenenamiento de las comunidades.
2. Han aumentado las plagas en toda la región.
3. Las hortalizas y ninguna verdura se pueden consumir ya que se enferman los
niños.
4. Los frijolares se han marchitado al igual que los pastizales afectando a nuestro
ganado vacuno y equino que se está muriendo.
5. Durante los sobrevuelos de aviones y helicópteros arrojan ratas y serpientes
parecidas a la nauyaca y de especies desconocidas que afectan al campo y la
seguridad de los pobladores. Las ratas devoran rápidamente los maizales y los
murciélagos se chupan la sangre de los caballos y vacas que en poco tiempo se
mueren.
6. Han destruido las actividades apícolas.
7. La plaga del colmoyote (es una especie de gusano) ha infestado las vacas y
caballos de todas las comunidades y sus productos e incluso se han enquistado
en niños y personas adultas con consecuencias graves para la salud. La presencia
del gusano en los productos agropecuarios nos impide vender nuestros productos
afectando la economía de comunidades enteras.
8. Se ha contaminado el agua y las enfermedades como tuberculosis, cáncer y
diabetes son ahora más frecuentes entre toda la población.
9. En general han aumentado la población de murciélagos, alacranes, babosas,
moscos y toda clase de zancudos.
Los representantes de las comunidades están claros en su demanda: "Por estas razones
las miles de personas de las comunidades fronterizas en Chiapas, México, le exigimos al
gobierno de México, al gobernador Pablo Salazar y a los gobiernos de Guatemala, la
suspensión inmediata y definitiva de las acciones de Moscamed tanto aéreas y terrestres.
Exigimos el desmantelamiento de la oficina de Moscamed de la ranchería el Egipto
Municipio de la Trinitaria Chiapas. En caso que no nos hagan caso las autoridades, nos
veremos en la necesidad de tomar otras medidas, por eso es que los estamos
denunciando todo lo que estamos sufriendo."
El caso del Soconusco.
En la región fronteriza sur de Chiapas ya hay antecedentes. Desde el 29 de septiembre
de 2002 la revista Milenio Semanal difundía una investigación de Otilia López en la
región del Soconusco, Chiapas, bajo el título de "Las muertes silenciosas". En ella
escribía: "la vida parece valer menos que el mango, los plátanos, la soya y muchos otros
cultivos azotados por las plagas. La mayoría de la población sabe bien lo que es la
leucemia porque la ha tenido cerca. Ya hace tiempo que se relaciona al cáncer con
pesticidas, pero las enfermedades y la despreocupación gubernamental están a la orden
del día."
En la región rica y productiva de Tapachula, frontera con Guatemala, donde se cultiva
café y muchos árboles frutales, el gobierno de Chiapas decidió impulsar las plantaciones
de monocultivos de palma africana o palma aceitera, totalmente destructivos al medio
ambiente, altamente contaminantes por los deshechos de sus plantas procesadoras y por
la cantidad de agroquímicos que usan, además de insustentables económicamente para
la población campesina.
López describió cómo "Las avionetas de Juan Antonio Márquez cargan y despegan.
Aterrizan y vuelven a cargar. Primero el agua, luego el químico. El suelo está mojado y
los trabajadores van y vienen del tanque azul a la avioneta y de ésta al tanque. Ninguno
lleva cubierta la boca ni las manos. Un joven con playera roja toma café. Por 100 pesos
fumigan una hectárea y como mínimo tienen que ser 50. El cliente lleva el agroquímico
que desee. No hay restricciones." Por lo general se usa el malatión para las
fumigaciones y tampoco usan las mascarillas de protección.
La investigadora narró cómo "Al lado del aeródromo está el Rancho San Francisco. Ahí
vive Margarita con sus dos perros y ocho pollos, que encierra cuando fumigan. Ella
continúa a la intemperie. Un poco más adelante, en el Kilómetro 33 de la carretera
Tapachula-Ciudad Hidalgo, dos trabajadores se acercan. Marco Antonio es burro o
jalador, porque jala los racimos; Edgar, saneador: quita las hojas malas. A lo lejos un
sujeto sostiene una bandera. Es la referencia para el piloto que fumiga. El avión lo
sobrevuela decenas de veces. Bajo el avión sólo los plátanos están protegidos con
plásticos azules. Unas 50 personas están trabajando en la plantación, es decir ´debajo
del avión´. ´La mayoría ha tenido que ser llevada al médico´, señala Marco Antonio,
hondureño de 21 años, quien trabaja en el campo desde niño." Y esta es una de las
razones por las cuales en las regiones campesinas e indígenas su población padece de
altos índices de cáncer a costa del desarrollo de la agroexportación que poco beneficia a
los campesinos y mucho al mercado del norte.
Edgar, que lleva tres años trabajando el campo comentó que "Casi aquí vivimos, aquí
comemos. Dicen cuándo va a haber fumigación, pero nada de tápense, cuídense, no
coman ahí. Esto nos quema y mancha la piel, raspa la garganta y cuando pasa ahí
arribita los ojos arden". Según Otilia López la ley sobre actividades agrícolas y uso de
insumos fitosanitarios o plaguicidas (NOM-003-STPS-1999) estipula que "en la
aplicación por vía aérea se debe prever que no se encuentren personas en las zonas de
aplicación y áreas aledañas, a excepción del banderero, el cual debe usar al menos el
siguiente equipo de protección personal: sombrero impermeable, guantes impermeables,
ropa de manga larga, botas impermeables, protección ocular (goggles), mascarilla de
protección respiratoria de acuerdo al tipo de producto que se esté aplicando".
Sin embargo la vida sigue como si nada. Los niños y las niñas bañándose en el río
contaminado. Las mujeres lavando la ropa o acarreando agua. Otilia lo narra: "Pasa el
avión. Lluvia blanquiazul y pegajosa. Huele muy fuerte. Durante estos diez minutos,
bajo la lluvia del plaguicida, habrán pasado unas 15 personas en bicicleta. Pasa un
hombre. -¡Señor! -se le grita-, ¿no le da miedo pasar por debajo del avión? -Sí, ya nos lo
han dicho los médicos -afirma acercándose a la camioneta, casi blanca ya de las gotitas-.
Y se nos acaba de morir de leucemia una niña de 13 años. Y otra señora tiene la misma
enfermedad y cada dos meses va a México. Guillermo García, el tío de Bianca, cuenta
que hace casi un año de su muerte. "Le prohibieron vivir aquí, pero...", narra el padre,
Abel Bosel, dedicado a la compra-venta de los pequeños plátanos llamados "manzanita"
o "meñique". Abel cuenta que "Con la misma enfermedad de mi hija hay muchísimos
niños en el Hospital de Tapachula, en hematología. Y es una enfermedad bien cara.
Estuvimos un año luchando y nos gastamos 160 mil pesos. Nadie nos orienta, ¿y yo qué
voy a hacer si no sé ni leer?".
Andrés Gerardo, médico y ex presidente municipal de Mazatán (1996-1998), recordó
las primeras fumigaciones en este municipio, en las que participó siendo niño en 1957.
No imaginó que a lo largo de su experiencia médica atendería a más de 30 pacientes con
cáncer en Mazatán y que en temporada de siembra tendría que curar diario a un vecino
por intoxicación. Quizá tampoco sabía que sería doctor ni que en esta zona el cáncer se
convertiría en la tercera o cuarta causa de mortalidad, como piensa hoy. Y es que "Los
canales de riego son constantemente contaminados con la fumigación aérea", según
cuenta la investigadora. "Desde la Sierra, donde se concentra el café, bajan los ríos
todos esos compuestos, muchos altamente residuales. El químico perdura en los mantos
freáticos, los utensilios y la ropa. Además de los agroquímicos están los plaguicidas
para frenar enfermedades endémicas como dengue y paludismo. El malatión, por
ejemplo, es usado por el gobierno estatal para combatir esas afecciones, pero algunos
países lo han utilizado con fines bélicos por sus efectos neurotóxicos agudos y tardíos.
Produce vómitos, calambres, edema pulmonar y, a veces, la muerte."
Según el Diagnóstico de Salud Ambiental de agosto de 2001 existían entonces en toda
la región 53 establecimientos que comercializan plaguicidas que hoy se han
multiplicado con la entrada más fuerte de Monsanto al mercado chiapaneco, y 24
aeródromos para la fumigación. El informe contabiliza en la región del Soconusco 75
intoxicados entre 1997 y 2001. Según López esos intoxicados se curan en casa, "porque
son muchos, por lo menos en Mazatán", dice el doctor Gerardo, y se atreve a decir que
"si no la mitad, por lo menos 40 por ciento no va al médico".
En una entrevista realizada a la doctora en Ciencias Agrícolas y especializada en
parasitología agrícola, Erika Pinzón, confirma que "hace tres años su hija mayor murió
de leucemia. "Ésta es una zona muy castigada, sin control y lo confirma que Chiapas sea
uno de los cinco primeros estados más contaminados del país", afirmó. Su hija fue
internada en el hospital del Centro Médico Nacional Siglo XXI por anemia plástica. Ahí
se enteró que son chiapanecos los que presentan los casos más extraños de cáncer y que
son rechazados como donantes quienes han residido los dos últimos años en el estado ya
que es considerado zona de alto riesgo por las enfermedades endémicas y la
contaminación.
"Se usan productos altamente residuales como el malatión y paraquat, por ignorancia
del técnico y por voracidad de los distribuidores, ¿pero cómo es posible que la
Secretaría de Salud siga usándolo?", se pregunta. También el DDT, químico
bioacumulable y altamente riesgoso para la salud "Se vende y todos lo sabemos -
comenta Andrés Gerardo-. Tiene que cumplirse la ley. Los campesinos compran (el
herbicida) en Guatemala porque es más barato y hay menos control. Y Al policía
fronterizo se le compra o se pasa por debajo del puente." Según las investigaciones de
Otilia López en la frontera de Ciudad Hidalgo con Guatemala, Octavio Gastelu,
inspector fiscal y aduanero, aseguró que el malatión y el gramoxón sí pasan, sólo de 1 a
4 litros, "pero es un acuerdo bajo el agua que tenemos, porque antes no dejábamos, pero
ahora sí". Mientras, en la oficina de Inspección Fiscal y Aduanera el encargado de turno
responde que no se han confiscado agroquímicos y que el último embargo de un
herbicida había sido tres meses antes.
En la región de Tapachula los productores de soya no sólo inundan sus sembradíos con
agroquímicos de Monsanto como la marca Faena, sino que ahora la trasnacional ha
logrado el permiso de siembra de miles de hectáreas de su soya transgénica, lo que
producirá más contaminación del suelo, más agroquímicos y desempleo una vez que los
productores locales no puedan competir con la trasnacional. En esta región también la
gente se suicida bebiendo el agroquímico gramoxone.
La investigadora confirma que Confederación Obrero Campesina del Soconusco
(COCES) ha apoyado con denuncias a las familias de algunos niños intoxicados. Y
cuenta: "El 28 de enero de 2001, en un encuentro intercolegial deportivo de
telesecundarias, ´once muchachos cayeron como moscas´, relata el director de la escuela
del Ejido Aquiles Serdán, número 025. "La primera en caer fue Marisela Cruz, que jugó
fútbol. El médico de Mazatán dijo que era por exceso de esfuerzo, pero luego fueron
cayendo uno a uno". Luego, otro caso grave: "Ocurrió en el Ejido Adolfo Ruiz Cortines
y siete fueron hospitalizados. "Órganos fosforados", dictaminaron los médicos de la
jurisdicción sanitaria. Extrañamente, Ángel René Estrada Arévalo, secretario de Salud
en Chiapas, comentó que no hubo intoxicación y que sólo se trataba de anemia." El
director de la escuela confirmó que "Después de un año continuaban así de repente se
quedaban blancos o tenían ansiedad respiratoria." Luego de todos estos casos la gente
dejó de beber el agua del pozo y comenzó a comprar agua de garrafón que venden las
empresas.
El oncólogo Raúl Cano Castellanos, del Centro de Cancerología de Tapachula, alertó en
declaraciones a la prensa que el uso y abuso de agroquímicos en la región del
Soconusco mantiene en riesgo de contraer algún tipo de cáncer a más de 75 mil
habitantes de 16 municipios. Y que el cáncer cérvico-uterino se ha convertido en la
principal causa de muerte en las mujeres. Otilia López también encontró en sus
indagaciones que en 1976, el doctor Pérez Esquivel, pediatra del Hospital Regional de
Tapachula, se topó con 20 pacientes en la sala de pediatría, de los cuales 16 tenían al
menos una malformación congénita. Esto lo que lo llevó a hacer un estudio más preciso
sobre este problema en el hospital y encontró que de 108 casos, el principal factor
predisponente es la relación con fumigantes y pesticidas (un 25.9% de los casos). "Es
grave lo que sucede -comentó-. Creo que Tapachula rebasa con creces el índice mundial
de los hospitalizados por intoxicación de agroquímicos, que es de 3 por ciento". Por su
lado el oncólogo Francisco Gutiérrez Delgado, miembro del Sistema Nacional de
Investigación, afirmó en su momento que "Si hay relación directa entre exposición a
agroquímicos y desarrollo de leucemias, pero en México solamente lo intuimos porque
no tenemos cifras o estudios que lo respalden". Sin embargo se relacionan las leucemias
y anemias aplásticas en un 70 u 80% de los casos con el antecedente del agroquímico.
Otro caso alarmante: "Aquí había una niña como de 13 años. Estaba blanca, blanca...
por lo visto durmió toda la noche absorbiendo lo que usaba su papá para conservar el
maíz". Habla la esposa de Ariel Alfonso Gómez. Está sentada de espaldas a la ventana y
pegada a Ariel. Él padece leucemia aguda mieloglástica. Durante tres años fumigó los
cultivos de café de su padre situados por el 20 de Noviembre (herbamina, rival -
también de Monsanto-, paraquat, gramoxone...). Hoy está en el hospital de Tapachula.
Las cosas llegaron a tal grado que el 13 de marzo de 2001 tuvo lugar un recorrido del
Comité Estatal para el Manejo y Uso de Plaguicidas, Fertilizantes y Sustancias Tóxicas
(COESPLAFEST) del que resultó un informe sobre una pista de aviones fumigadores,
la del Ejido Marte R. Gómez. Firmó la Secretaría de Salud, la SAGARPA, la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Secretaría de Pesca y el
Ayuntamiento Municipal de Mazatán. Durante el recorrido se observó que el personal
encargado del manejo no contaba con el equipo de protección adecuado; que al término
de cada aplicación del día, las aeronaves se lavan depositando las aguas residuales en un
canal, el cual no cuenta con una trampa para sólidos, quedando las aguas a la intemperie
y destinándose finalmente al afluente del río Ortiz, que desemboca en la zona estuaria.
Otilia López fue entonces a solicitar la información oficial. "Tras ocho días de estar
solicitando el Registro Nacional de Cáncer a la Dirección General de Epidemiología, o
las estadísticas de mortalidad en la región de Soconusco, sólo se han conseguido las
estadísticas de morbilidad en México, de 1990 a 2001. Al solicitar información a
Comunicación Social del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) sobre la
incidencia de enfermos chiapanecos, especialmente del Soconusco, en el Centro Médico
Siglo XXI, la respuesta fue la siguiente: no hay incidencia." Sin embargo a partir de
1989, el cáncer apareció como la segunda causa de muerte del país. Ese año hubo 40 mil
628 defunciones (48.2 por 100 mil habitantes), siendo los casos más frecuentes los de
cáncer de pulmón, de estómago y cuello uterino. Desde entonces el cáncer es
responsable de 12% de todas las defunciones que se registran en el país (datos del
Instituto Nacional de Cancerología). Los más altos índices de cáncer y leucemia se dan
en Veracruz, Michoacán, Coahuila, Nuevo León y Chiapas, cuya principal actividad de
la población es agrícola y ganadera. Unas 2 mil 900 personas sufrieron intoxicación por
plaguicidas y que acudieron al hospital en el país en 2001 según datos de la Secretaría
de Salud.
Las Alternativas
Ojalá algún día las autoridades y partidos políticos en el Congreso de la Unión tuvieran
el valor de enfrentarse a las grandes corporaciones trasnacionales que controlan el
monopolio de los agroquímicos. Es necesario evitar legalmente su uso con fines
médicos, agropecuarios y veterinarios. Sobre todo de aquellos que ya están prohibidos
en otros países que incluso los producen. Lamentablemente, como el caso de la recién
aprobada Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, mejor
conocida como la "Ley Monsanto", ha sido más fuerte la presión y el poder económico
de las trasnacionales que el sentido común de los legisladores y su sensibilidad para
aprobar leyes a favor del pueblo mexicano. Esta cerrazón del gobierno y la ambición de
ganancia de las trasnacionales no está dejando mucho espacio a las salidas pacíficas y
democráticas. O qué, ¿será necesario que la gente vuelva a tomar las oficinas de
Moscamed?, ¿qué nuevamente quemen los vehículos o que derriben avionetas para
evitar las fumigaciones como le hicieron en Guatemala? ¿O será necesario correr a las
trasnacionales a la fuerza o al estilo de quema de plantíos de cultivos de transgénicos de
Monsanto como en Brasil? Luego dicen que la violencia es del pueblo.
Pero antes podremos obtener más información y sumarnos a las campañas que lleva a
cabo la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas en América Latina (RAP-AL).
Para ello se puede tomar contacto con Fernando Bejarano González, Coordinador de la
Subregión de Mesoamérica y el Caribe de RAP-AL, rapam@prodigy.net.mx Tel (595)
95 4 77 44.
De cualquier forma, no podemos esperar a que el cambio llegue desde arriba. Los
consumidores debemos parar el consumo de los agroquímicos y buscar alternativas
sustentables social y ecológicamente. Ojalá que gobiernos, municipios e incluso las
Juntas de Buen Gobierno zapatistas, pudieran declararse oficialmente "territorio
liberado de agroquímicos". Las guerras se ganan en el campo ... de batalla. Pasaron las
leyes, pero en las tierras no pasarán.
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