Los suelos arcillosos suelen tener un mal drenaje, es decir, se encharcan, incluso durante días, si te pasas con el riego o llueve mucho. Aunque no todos los suelos arcillosos drenan mal. Este es un gran problema, sobre todo en las zonas bajas, que es donde se acumula más agua. La mayoría de las plantas se pudren en estas condiciones.
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Evita que se acumule agua tanto de lluvia como de riego en determinadas zonas moldeando el terreno para que escurra hacia fuera de la zona donde haya plantas y allí se recoja ese agua con una canaleta.
Una cosa muy buena que tienen los suelos arcillosos es que almacenan muchos nutrientes minerales; tienen "grandes bolsillos". En los suelos arenosos se lava en profundidad el nitrógeno, potasio, micro elementos, etc., con el agua de lluvia y riego, pero los suelos arcillosos los retienen mucho mejor, se quedan "pegados" a la arcilla. Puedes aportar más cantidad de una vez porque perderás mucho menos fertilizantes que si fuera uno arenoso, en que tienes que repartirlo en más veces. Pero los nitratos sí que se lavan en ambos tipos de suelos: arenosos y arcillosos.
• Laboreo: Un suelo arcilloso lábralo en profundidad y cuando tenga un buen tempero, es decir, con una cierta humedad, ni muy seco, ni muy mojado.• Plantación: En el momento de plantar, aporta una buena cantidad de mantillo o de turba, para esponjar el suelo y airearlo. Si además le echas arena de río, mezclándolo todo bien, ganará más.
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